Pilares de Desarrollo

Las empresas de éxito sostenible no lo logran por suerte, sino por esfuerzo, dedicación y compromiso.
Y las características anteriores tienen mayor relevancia en el ambiente de negocios VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo), razón por la cual hay que enfocarse en ciertos pilares que sintetizan las áreas de desarrollo sobre las cuales hay que trabajar de una manera continua y consciente.

Las competencias y habilidades reunidas en dichos pilares, determinan la base del éxito sostenible antes señalado.

En concreto, tenemos las siguientes áreas claves de competencias:

Liderazgo

Aceptación del cambio y transformación digital

Gestión de proyectos

Colaboración y trabajo en equipo

Sustentabilidad

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¿Cómo funcionan los pilares de desarrollo?

Un elemento fundamental en el éxito de las organizaciones es el liderazgo. Siempre lo ha sido, pero en un mundo VUCA tan competitivo, la diferencia entre las organizaciones está en su gente. Y la manera como las personas piensan, actúan, aportan y se comprometen va en función directa al liderazgo presente. Y mientras más tecnología veamos, mayor será la necesidad de volver a lo humano, tema fundamental del liderazgo precisamente.
Típicamente muchos proyectos se quedan estancados con cambios en alcance, tiempo o presupuesto. Otros, en el peor de los casos, no se concluyen lo cual genera costos, pérdida de tiempo, bloqueo de capacidades y, por supuesto, mucha frustración. Y con la vigencia de la agilidad como filosofía organizacional, la necesidad de gestionar efectivamente proyectos, es aún mayor. Por eso, otro pilar fundamental para el éxito recae en la gestión de proyectos con eficiencia y eficacia -ya sea en proyectos ágiles, clásicos o híbridos- en concordancia con los objetivos organizacionales y el entorno cambiante.
Ya sea en la operación del día a día, en la gestión de los proyectos, o en cualquier otra actividad en una organización, bajo modalidad cara a cara o bajo modalidad virtual o remota; nada funciona sin el trabajo en equipo y la colaboración. La estructura, los procesos, los sistemas y los procedimientos son evidentemente necesarios, pero el éxito de una organización se consigue a través de las personas que la integran, y para ello se deben sentir valiosas, involucradas, interdependientes y alineadas todas en función de objetivos comunes, contribuyendo y aportando con sus competencias y habilidades, inspiradas y motivadas. ¡De eso se trata la colaboración y el trabajo en equipo, y son habilidades que se pueden desarrollar!

Todos vivimos en un entorno volátil y complejo caracterizado por el cambio permanente. La pandemia fue un buen ejemplo de ello. Adiós certidumbre, bienvenido el cambio constante. Lo anterior significa que tenemos todos que desarrollar actitudes y aptitudes para enfrentar y superar dichos cambios. Somos animales de costumbre –dicen los psicólogos- y nos acostumbramos a nuestras zonas de confort. En un mundo de cambios a velocidad exponencial, debemos descartar paradigmas constantemente y evolucionar por convicción (no por obligación). Por ello la importancia de este pilar en específico pues “si todo cambia y usted no cambia, pronto será cambiado”.
Los retos del entorno cambiante antes señalados, requieren de mucha creatividad y capacidad efectiva de respuesta. Más cuando se trata de problemáticas que nunca se habían afrontado con anterioridad. Y en función de la agilidad planteada como estrategia de evolución organizacional, se debe contar con la debida flexibilidad cognitiva y adaptabilidad actitudinal, para solucionar problemas bien y a la primera oportunidad. Es por ello que el World Economic Forum ha catalogado a la competencia de resolución de problemas y la toma de decisiones (ambos procesos están estrechamente relacionados y son dependientes entre sí) como una de las principales habilidades a desarrollar en los próximos 5 años (período 2020-2025). Por ello, constituye nuestro quinto y último pilar de desarrollo.

CAPABILITY BUILDING – GENERAR EFECTIVIDAD SOSTENIBLE

Nuestro enfoque de consultoría, asesoría y formación, se basa en tres elementos fundamentales que constituyen la “tríada” conceptual de nuestras propuestas y soluciones:

Motivación y preparación: la voluntad

La “voluntad” es un requisito básico en cualquier proceso de cambio. La nota clave, por así decirlo. Porque cada uno decide por sí mismo lo que quiere aprender. Esto debe tenerse en cuenta ya en la fase de planificación. Todos sabemos que si los participantes no saben por qué están participando en un taller o formación, será muy difícil conseguir aprendizajes. Recordemos que el conocimiento no significa aprendizajes De la reflexión se debe pasar a la acción y eso sólo se logra si hay actitud y voluntad de hacer. Por ello hacemos mucho énfasis en ello en la etapa de preparación. Se debe favorecer la transferencia del conocimiento y para ello es necesario entender la motivación de los participantes (el responder a las preguntas por qué y para qué de lo que se vaya a hacer).

La destreza: adquirir nuevas habilidades

La “habilidad” es el incorporar información y conocimientos a nuestros comportamientos para que haya mejoras en nuestro desempeño. En todo viaje de aprendizaje, acompañamos activamente a los participantes de manera de favorecer la debida transición entre la reflexión y la acción. Recordemos que según la regla del 70-20-10, el 70% del aprendizaje ocurre en el día a día, 20% con la interacción con colegas o equipos (se le llama “social learning”) y sólo 10% durante las sesiones de capacitación. Nuestro objetivo es garantizar un máximo del 10%, incentivar el 20% y promover activamente el 70%. Es la única manera efectiva de lograr el desarrollo de habilidades o competencias.

Enfoque sistémico: habilitador de aprendizajes

El aprendizaje implica cambios de conductas y actitudes. Cambios favorables que permitan mejores resultados individuales y colectivos. Ahora bien, la mayoría de los estudios revelan que el “sistema” o cultura organizacional influyen significativamente en dicho proceso de aprendizaje. Por ello nos gusta indagar mucho, antes de presentar cualquier propuesta o solución, en el entorno general o contexto de la necesidad de desarrollo planteada. La misma no debe verse como un elemento aislado temporal y único. Por esa razón, damos también extremada importancia al seguimiento, una vez concluida nuestra intervención o acompañamiento. Nos interesan las relaciones, no las transacciones y ello exige entonces un carácter atemporal y de amplia visión en espacio y tiempo en nuestras interacciones con clientes y prospectos.